Lugar de trabajo
Ubicar y analizar tú puesto de trabajo, es decir el lugar en dónde uno se sienta a traducir o interpretar.
Pautas de ergonomía de LingoCall para lugares de trabajo de intérpretes / traductores.
Los traductores y los intérpretes pasamos muchísimas horas sentados. Es importante que ambos cuidemos ciertos aspectos básicos para asegurar nuestra salud ocupacional. El estrés y la carga de trabajo no son los únicos factores que generan lesiones, también lo genera la falta de ergonomía en el trabajo. Lo importante es que todos entendamos que podemos hacer muchas cosas para evitarlas.
No es necesario invertir mucho dinero para conseguir un material de trabajo ergonómico, podemos servirnos de varias herramientas caseras para modificar nuestro ambiente sin necesidad de vaciar nuestros bolsillos.
No olvidemos que cuando traducimos nos concentramos tanto que olvidamos nuestra postura. Tenemos entonces que hacer un esfuerzo consciente por rescatarnos de esa postura que puede lesionar nuestro cuerpo. Debemos tomar en cuenta que independientemente de la postura en la que elijamos trabajar alguna parte del cuerpo siempre estará en una postura inadecuada, ¡por eso tenemos que movernos! Tampoco debemos olvidarnos de esas partes del cuerpo que, aunque no las estamos usando, están ahí y cuentan para asegurar nuestra salud ocupacional.
Ergonomía para intérpretes y traductores:
Adaptar tu puesto de trabajo estándar con elementos ergonómicos o artefactos caseros que te permitan observar las siguientes posturas:
Sus pies no deben permanecer colgando, debe utilizar un reposapiés o, en su defecto, guías telefónicas, cajones, mesas pequeñas o bancos, para evitar que el peso de los pies colgando generen problemas de circulación.
NOTA: Las dimensiones recomendables del reposapiés son de 33 cm de profundidad, al menos 45 cm de ancho y una inclinación entre 10 y 25 grados. La superficie de apoyo debe ser antideslizante, así como la base del mismo. Si no se dispone de reposapiés adecuado, un trozo de madera, al cual se le adhiera un tipo de goma o cualquier material antideslizante puede solucionar el problema.
Que las rodillas estén a un ángulo de 90° para que todo el cuerpo esté descansado. Recuerda que estás trabajando con tu cerebro, tus ojos y tus manos, el resto de tu cuerpo no debería hacer ningún esfuerzo adicional.
Que la espalda esté recta. Imagina que tienes una cuerda por encima de la cabeza y tira de ella frecuentemente para enderezarte. Seguramente poco a poco te irás torciendo, lo importante es recordar la cuerda y enderezarte tan frecuentemente como sea posible.
Que los codos reposen a 90 grados con los hombros relajados. De no observarse esta postura, con las horas los hombros y el cuello empezarán a manifestar dolor.
Adecuar la mesa para que quede a la altura en donde dobla tu codo. La idea es evitar que los hombros se levanten y duelan tras varias horas de trabajo.
Ubicar la pantalla entre 45 y 70 cm de los ojos para evitar cansar la vista. Conserva esa distancia, es muy dañino estar pegado a la pantalla.
Bajarle el brillo a la pantalla pues realmente no lo necesitamos, el ojo se acostumbra fácilmente a trabajar con menos brillo.
NOTA: La permanencia frente al monitor por un período prolongado de tiempo causa molestias visuales, ardor, picazón, dolores de cabeza etc. Un buen hábito es desviar la vista del monitor cada media hora y parpadear para humectarla.
Colocar la pantalla a una posición y altura, de forma tal, que los ojos y el cuello no se muevan demasiado hacia arriba, hacia abajo, ni hacia los lados.
Cuidar de no hacer esfuerzos innecesarios e inconscientes como el estirar el cuello hacia la pantalla porque creemos que así podremos ver más claro y entender mejor el texto.
Acordarse de pestañear frecuentemente porque la pantalla tiene un efecto hipnotizador. Si no pestañeamos los ojos no se irrigan y tienden a arder y doler. (Fatiga visual y ojo seco, pueden ser consecuencias a largo plazo).
Establecer una pausa rutinaria para estirar las piernas, los brazos, parpadear, sacar la mirada de la pantalla, levantarse y mover todo el cuerpo.
Estirar la columna vertebral que no está diseñada para una vida sedentaria. ¡Las vértebras no se irrigan a menos que estemos en movimiento!
Qué el sonido sea el adecuado para que podamos hacer bien nuestro trabajo y que no haya interferencia de ruido de ninguna clase. Al respecto y en el caso de LingoCall, es necesario que el intérprete cuente con una conexión de internet de buena calidad y estable, para evitar sobre esfuerzos al escuchar. Así mismo, trabajar con un auricular (audífono y micrófono integrados) de buena calidad y de nivel profesional.
Al evitar dolores y lesiones mejoramos nuestra productividad. Si presentamos dolores al momento de traducir, probablemente vamos a perder la concentración, traduciremos menos y con menor calidad. Si cuidamos estos factores, seguramente podremos rendir las 8 horas de trabajo efectivo. Debemos dejar de una vez por todas ese mal hábito de trabajar demasiadas horas, ¡y a deshora! Salvo que se trate de una ocasión especial. Si nos damos tiempo para relajarnos, descansar, entretenernos, seguramente empezaremos un nuevo día con la cabeza más fresca y seremos más productivos.
Recomendamos trabajar no más de 6 horas por día en la actividad de interpretación o traducción y tener al menos un día de descanso a la semana, el ideal sería tener 2 días.
Además de todo esto, sería importante complementar nuestra rutina diaria con un poco de ejercicio. Nosotros mismos somos nuestro mejor instrumento para vigilar nuestra salud ocupacional, vigilemos pues nuestras posturas y corrijámoslas. Estos requisitos no responden a un capricho o un deseo de diva/divo, sino que obedecen a una razón muy específica: cuidar nuestro futuro, cuidarnos ahora para poder trabajar más años. La idea es evitar cualquier tipo de daño corporal para prolongar nuestra vida útil profesional y el balance y bienestar en nuestra vida diaria.