El problema de los traductores automáticos. Sin duda los traductores automáticos van mejorando con el tiempo, sin embargo, no sustituye a la traducción e interpretación profesional. El vicedecano de la Facultad de Traducción e Interpretación de Granada, Jan-Hendrik Opdenhoff mencionó que “Quizá llegue el día en que la traducción automática nos quite el trabajo a los profesionales, pero no es inminente. Su gran problema es el contexto: las máquinas no conocen el mundo”. Los traductores automáticos no saben de literatura, cultura, gramática o historia.            Sin duda la traducción automática es revolucionaria, nos permite traducir textos en segundos, entender idiomas completamente desconocidos desde el teléfono móvil, etc. Es rápida, económica y fácil de utilizar, pero tiene sus límites. Algunos de sus limitantes son:

–       Falta de calidad y precisión: Cuando se trata de lograr calidad y precisión para transmitir un mensaje la tecnología de los traductores automáticos no puede ofrecerlo. Los traductores automáticos no pueden revisar frase por frase para escribirla de la manera más concreta. Por lo tanto, estos son más efectivos cuando se utilizan para obtener una idea general o traducir un texto corto, no para documentos importantes o de mayor extensión. Dicha tecnología no puede de manera exacta reconocer cual es el giro idiomático adecuado cuando una palabra que tiene varios significados de acuerdo al contexto, el tema, la industria y el sector de cual trate el contenido a traducir.

       No tiene contexto: La tecnología no puede entender la manera en la que una frase o palabra mal traducida puede alterar el significado de un mensaje. Estas toman el mensaje de manera muy literal y no son capaces de traducirlo de manera en la que tenga sentido con su contexto.

       Tecnicismo y jergas: Los tecnicismos y jergas de determinados sectores son términos que los traductores automáticos no son capaces de detectar y comprender. Por otro lado, los traductores profesionales conocen el lenguaje propio de los sectores y encuentran palabras adecuadas para traducirlo a un idioma extranjero.

       Límites en los formatos: Generalmente en los traductores automáticos existen límites en los tamaños de los archivos. Si se desea traducir un audio o algún documento escrito a mano no se podrá realizar con esta tecnología.

       Falta de experticia: Al contrario de los traductores profesionales con un traductor automático no se podrá obtener experticia en los temas. Los traductores profesionales son expertos en ciertos idiomas o hasta en industrias o sectores en específico.

Lo anterior se refiere especialmente a los traductores de contenidos escritos. Para el caso de la interpretación (traducción oral de contenidos) la situación se dificulta aún más para los traductores automáticos, llamados máquinas de interpretación, dado que interpretar no es solamente traducir oralmente las palabras que la otra persona está diciendo, es una labor mucho más compleja y sofisticada. 

Los intérpretes necesitan un nivel de conocimiento profundo tanto en el idioma de origen, como en el de destino. Si no pueden seguir el contexto de la conversación, no podrán parafrasearla de manera tal que se conserve su significado. Por este motivo, los intérpretes profesionales deben hablar perfectamente ambos idiomas. Debido a que trabajan oralmente, los intérpretes hablan de manera fluida. Además, deben de conocer las costumbres, regionalismos y coloquialismos orales de cada idioma. Sin embargo, no interpretan el mensaje palabra por palabra.

Si se intentara directamente pasar una oración de un idioma a otro en tiempo real, no se podría transmitir el significado original de manera clara y llegaría a ser confuso para ambas partes. En cambio, la técnica más importante de la interpretación es el parafraseo. Los intérpretes escuchan las palabras orales, entienden su significado y las transforman en palabras nuevas en el idioma de destino.

Ser experto en la materia también es una parte importante del conjunto de habilidades de un intérprete. La familiaridad con un determinado tema es una ventaja a la hora de abordar conversaciones muy técnicas, en especial cuando las partes usan palabras o acrónimos distintos para ciertos términos.

Por otra parte, los intérpretes deben transmitir el sentir y el tono del contenido original. Se trata de transmitir un mensaje de la forma más fidedigna incluyendo los estados de ánimo e inclusive lo que se quiere decir con las expresiones corporales, faciales y las emociones transmitidas. Finalmente, y no menos importante, hay cuatro aspectos que deben ser considerados para entender de mejor manera la dinámica entre la traducción automática y la humana:

  1. Posiblemente la aceptación y el confort de los usuarios, ya sean los lectores o los escuchas, es mayor cuando saben que están siendo asistidos por un ser humano y no por una máquina. Especialmente cuando los temas a tratar son médicos, legales o de negocios. Es difícil encontrar una persona que quiera firmar un contrato traducido automáticamente, sin ninguna intervención humana para asegurar la traducción fidedigna, asertiva y adecuada, peor aún, en una negociación verbal donde se presenta un riesgo mucho mayor de mala comunicación.
  2. El aspecto cultural de sentirse asistido por un traductor o intérprete que conoce la cultura, costumbres y jergas de ambas partes en el proceso de comunicación es muy relevante para los usuarios.
  3. Siempre queda la duda de si el traductor o máquina de interpretación está realizando bien el trabajo.
  4. En el caso de las máquinas de interpretación, se ha confirmado que son muy efectivas para traducciones cortas y sencillas, tales como indicarle a un taxista la dirección donde queremos ir, pero no para interpretar una conferencia magistral. Por ejemplo, interpretar una negociación, o una asistencia médica o legal, que involucra un riesgo mucho mayor de mala comunicación.  De hecho, la industria de los seguros es una limitante para que los traductores automáticos y las máquinas de interpretación se impongan y reemplacen la asistencia lingüística humana.  El riesgo de utilizar inteligencia artificial para reemplazar a los traductores y/o intérpretes es demasiado alto y puede tener implicaciones económicas, legales y de pérdida de reputación muy grandes que la industria de seguros no puede aceptar. Esta industria siempre buscará reducir el riesgo asociado. Por ejemplo, en México muchas personas le dicen pie a la pierna. ¿Qué pasa si en un servicio o procedimiento médico una máquina de interpretación traduce como pie y no como pierna, y como resultado el diagnóstico o procedimiento médico es equivocado y se presentan complicaciones graves?  ¿Quién paga? ¿La aseguradora?

Sin duda los traductores automáticos y las máquinas de interpretación tienen sus ventajas. Son rápidos, económicos y son buenos traduciendo textos cortos. Sin embargo, un traductor profesional es irreemplazable. Estos son capaces de traducir los textos de manera adecuada, conociendo plenamente las palabras acordes para no perder el contexto. En el caso de las empresas es necesario contar con traductores profesionales para de esta manera mejorar su imagen y aportar calidad a sus documentos y contratos. Una buena traducción llega a generar altos beneficios a la hora de buscar socios comerciales internacionales.